jueves, 1 de octubre de 2009

Mágica

Noche encantada esperando que amanezca
en la magia de estrellas doradas en el viento
y en la danza del fuego bajo mis manos,
adivino tu llegada, tu presencia, tu mirada.

No hay ceniza de leña en la hoguera
y la chispa que estremece la quietud,
es el canto presumiendo tu nombre.

Tu silueta, dibujada en el blanco perfecto
de esta noche poco iluminada
por el menguante de la luna,
se desvanece ante mis ojos
y en lo real de un reflejo indefinido,
adivino tu llegada, tu presencia, tu mirada…

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