Missed

Te he extrañado hoy por la mañana,
sobre todo hoy que soy poesía abstracta,
ni siquiera vanguardista, tan sólo abstracta,
sin una forma definida y tan difícil de entender...

Hoy por la tarde te extrañé también
sobre todo hoy que soy como cadáver entre la gente;
acorralado entre mis dudas necesité de tus brazos
los que hasta ayer abrigaron mis angustias
y te busqué entre mis pensamientos
... pero ya te habías marchado lejos.

Pero mañana no me extrañes tú
poque hoy por la noche habré muerto yo

Quédate

Si pudiera decirte adiós,
si halara del hilo invisible
de mi voz en negro
para decirte adiós;
si mirara el reloj
con su arena interminable,
si volteara la hoja
-la única que existe-
si pudiera imaginar
el taconeo lejano
mientras te marchas,
si pudiera soportar
la presión en el pecho
mientras me voy;
si pudiera existir
cargando tu ausencia,
arrinconando olvidos,
si pudiera decirte adiós…
se me iría la vida
y en un sueño
le rogaría a la luna
para que te quedes…

Por tí

Y es por tí que las palabras se juntan,

que las oraciones tienen sentido,

que las letras se ilusionan

y en noches solitarias

danzan ligeras

sobre pergamino,

es por tí y eres tú

la canción y el arco iris,

la tormenta consentida;

el amor de un sólo lado.

Caí en el amor

Te vi, tan sólo te vi
y caí en el amor
y en mis fantasías
dibujo tu rostro
para acariciar mis sueños
y te miro en mis sueños
porque lo demás
es sólo fantasía;
te vi y caí en el amor,
tan sólo eso;
pero regresaré
y recorreré esas calles
y aún con el semáforo en rojo,
te volveré a ver
para seguir cayendo en el amor…

Noche enamorada

Te has quedado perdida
en el recuerdo de una noche,
una noche enamorada…
perdida entre sus manos…
recorriéndote,
perdida en su aliento…
rozando tu piel.

Te has quedado perdida,

con la salida cerrada,
con el deseo vago
que otra noche enamorada
te traiga de nuevo la vida.

Y en esa otra noche enamorada

aparecerán dos caminos,
el de los días a su lado
o el del adiós, la despedida.

Pour son

Cometí el error
de verte entre mis sueños
como silueta divina,
de saludar el día
imaginando tu sonrisa,
de terminar una noche
con tu piel sobre mis poros.

Cometí el error de no perder

y mantener las ilusiones,
de esperar otras noches
para acariciar tus melodías.

Cometí el error de creer

que tus besos eran míos
y que no podrían buscar
algún otro furtivo destino.

Y esta noche cometí el error

de esperarte nuevamente
desnuda entre las sábanas
y así me quedé dormida
con el perfume amargo
de tu traición y mi herejía.