miércoles, 7 de octubre de 2009

Solamente tú

La puerta estaba cerrada
esperando a que tú vinieras,
en un tiempo sin primaveras,
al final de la mañana.

No se escuchaba el trinar
de aves en plazuela,
donde viejas hilanderas
bordaban en un paño,
azules diferentes.

Te vi por la ventana,
amanecía en tu vereda,
coqueteabas con la lluvia,
con el sol y el arco iris.

Que más le puedo pedir
a la luna en su momento,
si tu vienes o te vas,
yo me quedo en un deseo.

Que te canten lirios amarillos,
aquel coro entonado
con estrofas redondilla,
o una lira en cinco versos.

Y antes de que cruces
el dintel de mis recuerdos,
te dedico la tristeza
que tu gracia,
ahora ahuyenta.

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