Creo que andas perdida, como yo,
en un laberinto que no entiendo,
recorriendo el camino estrecho,
el angosto, el que no acaba.
Creo que no te encuentra lo que buscas
y cuando desaparece frente a tus ojos,
tus manos desesperadas en el silencio
intentan tocar aquello que vuela
ahora en tus recuerdos ingratos.
Creo y no creo en nada, y como tú,
en la salida de una puerta errada
desaparezco por un instante,
me escondo en el camino,
me arrodillo y no respondo.
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