Te encontré en una esquina,
contrita, frente al espejo
mirando al cielo oscurecer,
atrapada pero libre,
como la pluma que escribe tu nombre
en renglones trazados por el tiempo.
Y como en noches oscurecidas,
ya no brillan tus ojos enmudecidos
y con lágrimas salpicadas de tristeza,
sobrevives, libre pero atrapada,
esperando… la agonía.
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