Debes voltear de tal forma,
que puedas ver el sol sin lastimarte,
y luego, con los ojos llenos de luz
vuelve a ver el mundo
desde ese trono que en un momento
esta vida te ha de conceder.
Te acompañaran Dios y sus Ángeles
y acá estará tu coro celestial;
reiran juntos, podrás olvidar
lo negro de antes, lo turbio de atrás.